Sunday, April 20, 2025

Coda al problema con el capitalismo

Esta inconsistencia económica de la clase media, sería lo que se exprese políticamente, como su insuficiencia; comenzando por las mismas revoluciones europeas, comenzadas todas en esa contradicción de su emergencia como clase. Primero, la frustración de la revolución de Cromwell en Inglaterra, contra una aristocracia que evoluciona a burguesía; y luego en Francia, empujando a esta aristocracia hacia la clase media —y no a la burguesía— por el absolutismo monárquico.

Incluso en el caso francés, en que el absolutismo fuerza a la aristocracia a esa fusión, esta será todavía insuficiente; en un arco de tiempo, que va de la marcha de las pescaderas en 1789 al derrocamiento del rey Felipe en 1848; atravesando la convulsa contracción, expansión y vuelta expansiva del período napoleónico, hasta la revolución de 1848. Aquí, como curiosidad, la revolución germánica ni siquiera responde a esa emergencia de una clase media propia; como repercusión de las contradicciones francesas, pero mimética más que como réplica directa del conflicto.

La prueba de esto último estaría en la superficialidad del conflicto, disuelto con unos pocos ajustes reformistas; comparado con el alcance cataclísmico, que tiene —no ya el período napoleónico sino la mera revolución de 1789— en Haití. Esto mostraría que las contradicciones políticas europeas son estructurales, pero por esa emergencia de la clase media; no una tensión dialéctica entre la burguesía y el proletariado, sino una tricotomía, introducida por esa emergencia de esta clase; que alcanza su apoteosis en un desarrollo propio, y así se resuelve históricamente como una tensión trialéctica, no dialéctica.

De ese modo, al menos en principio, esto sería lo que estanque el desarrollo a la altura de la postmodernidad; con la estabilización del conflicto, en esa dicotomía entre la burguesía y el proletariado, mediado por la clase media. Sin embargo, esa estabilidad crítica —que sólo actualiza el pacto de Westafalia—, deviene en un espacio de desarrollo; similar en eso a la crítica integración germánica en la estructura imperial, ahora de la marginalidad etnogámica africana.

La marginalidad etnogámica africana, se refiere al núcleo formado por la reubicación de diversas etnias africanas; que aunque trasladadas por la fuerza al llamado nuevo mundo, sufre una restructuración cultural suficiente; debida justo a su marginalidad política, que condiciona su integración, como la germánica en la estructura imperial romana. Este proceso sería etnogámico, al crear referencias histórico culturales propias, al margen de la estructura que integra; a la que eventualmente sobrepasa, como aquella germánica a la romana, con el colapso de esta en su insuficiencia.

Lo importante, como en aquella transición contractiva al Medioevo, sería la insuficiencia de la estructura occidental; por la que Occidente sobrepasa su propia capacidad de asimilación, con un desarrollo de alcance cataclísmico. Como en aquel caso, el conflicto aquí ocurre en los bordes de la expansión imperial, con las contradicciones norteamericanas; que en este caso son internos, por la marginalidad política de esta formación, y exponen esa debilidad de la estructura europea; en la voracidad de su crecimiento económico, que como el fenicio en Micenas facilita esta derivación progresiva.

Hay que recordar que el efecto de aquella expansión fenicia, habría sido el debilitamiento de la estructura política; fortaleciendo las burguesías locales, hasta el desarrollo —bien que excepcional— de fenómenos como la democracia ateniense. Aquí, el concepto de democracia griega es muy genérico, y desdibuja la excepcionalidad de su desarrollo político; que no se expande a un fenómeno tan griego como la ateniense, en Esparta y la misma Micenas, con sus monarquías clásicas.

Ilustrativamente, en los mismos Estados Unidos, fuera de esa emergencia negra ya no existe un proletariado; pues ha sido disuelto en la especialización profesional y tecnológica, desde la que condiciona a esa misma emergencia negra. El conflicto se reduce entonces al de clase media —postulada como popular— en su distorsión política, como ideología; contra la burguesía del capitalismo corporativo, como enemigo directo de esa clase media, por su interés en los medios de producción.

En ese conflicto, el proletariado queda disuelto, en subordinación —por su dependencia económica— a esa clase media; con lo que esta condiciona esa emergencia negra, pero sin que pueda evitar su desarrollo, más allá de este condicionamiento. Esto se daría como una progresiva consistencia política de esa emergencia negra, desde esa misma contradicción; por la que desarrolla los recursos hermenéuticos para una reflexión existencial, así singular y propia como política.


Seja o primeiro a comentar

  ©Template by Dicas Blogger.

TOPO