Thursday, April 17, 2025

El problema con el capitalismo III/III

En efecto, no importa cuán difícil, la relación del proletariado y la burguesía es estructural y complementaria; permitiendo una difícil pero posible integración de la primera en la otra, a través del proceso productivo. Esto último, según la capacidad del proletariado —como clase popular— para identificar necesidades que satisfacer; en contraste con la clase media, que en tanto presupuestada, sólo puede crecer sobre ese presupuesto, con su administración.

Es entonces la clase media la que no participa de los procesos productivos, en su desplazamiento de la burguesía; desde la administración de esos procesos de producción, capitalizando la representación del proletariado, en su especialización política. Como efecto de su propia necesidad de clase, su característica será el desclasamiento tanto de la burguesía como del proletariado; lo que ocurre generacionalmente, con la progresiva expansión de su especialidad en la educación, a expensas de estas.

Curiosamente, la continuidad complementaria entre la burguesía y el proletariado estaría en su misma naturaleza; en tanto la burguesía también depende de la descendencia (prole), para su propio desarrollo como clase, en la herencia. También curiosamente, esa naturaleza se rompe con la especialización profesional de la clase media, en la vocación; como categoría espiritual, no práctica, y por tanto no dirigida a las necesidades prácticas de la estructura social.

Todo eso sería iniciado por Carlo Magno, con su desplazamiento de la aristocracia, como clase política profesional; que entrará en colisión directa, desde su reconfiguración funcional de la monarquía, con la emergencia de la burguesía. Esto es lo que ocurre con la elipsis temporal del bajo medioevo, en la reorganización de Occidente, que es política; deviniendo crítica a la altura del siglo XVII, con la emergencia económica de la burguesía, por la revolución industrial.

Esto resultará en una adaptación de la aristocracia, en el caso específico inglés, frente a su estancamiento en Francia; junto también, dada su propia circunstancia, a su integración de la clase media en España, por su especialidad militar. Aquí, y como especialización divergente, puede verse cómo la nobleza española deviene en clase media funcional; diferente en ello de la inglesa, que deviene en burguesa, por esa especialización respectiva en la guerra y la economía.

Esta contradicción se expresará entonces en una lucha de clases, pero no entre la burguesía y el proletariado; cuya continuidad funcional las establece incluso como un mismo estamento político, en el proceso productivo; sino entre la burguesía y la clase media, por la determinación económica de la sociedad, con la propiedad de los medios de producción. Esa propiedad, de los medios de producción, será —como política— nominalmente del proletariado en el socialismo; pero es ejercida efectivamente por esa clase media, que —como se ha visto— descaracteriza a las otras, integrándolas en su función.

Todo eso se debe a que, como económica, la contradicción es sobre los medios de producción, que son de la burguesía; apropiados por la clase media con su administración, tal y como en la política con la usurpación carolingia del poder merovingio. Esto cumple así el ciclo completo, desde la determinación cultural de las relaciones económicas a la expresión política; no como plantea el materialismo dialéctico, ignorando en su trascendentalismo histórico la función tricotómica de la contradicción.  

En ese origen histórico, esa tensión se habría resuelto en la legitimación política de la proyección carolingia; desde la pretensión de universalidad del cristianismo, reincorporando el corporativismo del estado, en el humanismo. Esto determinaría la conflictividad estructural de la clase media en función super estructural, dada su improductividad; dándola como la religiosa, pero ya no sobre una praxis existencial, como religión, sino de una necesidad política, como ideología.

Como problema, esto sólo agudiza las contradicciones económicas de la sociedad, expresada como crisis política; que se establece como naturaleza en esa crisis, con la inestabilidad social, por este carácter ideológico de sus contradicciones. Esto sería lo que produzca —siquiera como necesidad— la emergencia de una restructuración, expresada políticamente; en la restauración de las relaciones complementarias entre la burguesía y el proletariado, con la marginación de la clase media.

Coda al problema con el capitalismo

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