Wednesday, March 12, 2025

La vieja clase I, retorno a Milovan Djilas

En su libro La nueva clase, Milovan Djilas critica a la dirigencia comunista, definiéndola como neoburguesa de hecho; por su administración de los medios de producción, que así no necesitan poseer, pero con el mismo resultado. El error habría sido no reconocerla como la misma y vieja clase media, en su desplazamiento natural de la burguesía; incluso si con la promoción parcial —cada vez más difícil— del proletariado, con su condicionamiento de clase.

En definitiva, la burguesía tradicional también se alimentaba del proletariado, en ese mismo tipo de promoción; que siendo social, en sus determinaciones económicas, se expresa ahora como política, con determinaciones ideológicas. El problema estaría en la improductividad de esta clase, especializada en la administración, no en la producción; que es lo que hace que ese desarrollo obedezca a determinaciones políticas, con el estancamiento de la estructura social.

Esto permite comprender el origen histórico de esa clase, en las determinaciones premodernas de la modernidad; emergiendo de las contradicciones también políticas,  en que se da la transición del alto al bajo medievo. Es a partir de ahí que, con su mismo surgimiento, esta clase desarrolla los mismos intereses políticos de la burguesía; no del proletariado, que no posee medios pero sí fuerza de producción, como base natural de esa burguesía.

Esto se resuelve a su vez en hechos concretos, en tanto históricos, y no universales como los principios filosóficos; que incluso si tienen a la historia como objeto —como el Materialismo Dialéctico— es sobre su interpretación parcial. Aquí, esta emergencia de la clase media se refiere exactamente al conflicto anglo francés, en el llamado imperio angevino; pero comenzando con la usurpación carolingia del imperio franco, como base de la cultura política francesa.

Obsérvese que Carlo Magno no era un aristócrata o señor feudal, sino el administrador de palacio del rey franco; que fungía como una suerte de primer ministro, estableciendo la política como especialidad profesional. Antes de eso, la sociedad se dividía entre patricios y plebeyos, con la emergencia de la burguesía comercial; estableciendo una clase media desde la Grecia clásica, pero que decae con la república en el imperio romano; a manos de la aristocracia, que asume como clase las funciones políticas de la sociedad, eliminando este segmento.

Esa es la estructura que trata de establecer el rey franco Clodoveo, mimetizando la romana, pero sin su densidad comercial; con lo que produce nuevas contradicciones, en su promoción de una clase media artificial, con su política escolástica. Eso es lo que resuelve Carlo Magno, apropiándose de esa estrategia cultural, pero en su propio determinismo; que ya no es económico como el romano, pero que era de hecho imposible como el militar de la aristocracia merovingia.

Desde ahí, ya resuelto el principio, se realiza históricamente en la estrategia de Carlos VI (el listo) de Francia; en su esfuerzo por debilitar a la aristocracia angevina, con la certificación de ciudades bajo su protección, dentro de sus feudos. La estrategia se habría dirigido a un crecimiento de la burguesía, contraponiendo sus intereses a la aristocracia; pero con esta regulación corriendo por una élite especializada, que así desarrolla los mismos intereses políticos.

En principio puede tratarse de la misma estructura clásica, con una élite burguesa, especializada en su administración; pero esta responde a la jurisdicción imperial, como la que produjo la caída de Roma, no a la aristocracia, como en su república. De ahí, esta tensión, a todo lo largo del bajo medioevo, que es entre la burguesía y la clase media, no el proletariado; y que en la base de la de la aristocracia y la monarquía, se alimenta de la especialización política de la primera.

Esto no es un fenómeno universal sino puntual en tanto histórico, produciéndose en direcciones no sólo contrarias; también se superpone en situaciones contradictorias, según la mayor y menor flexibilidad de la monarquía, en Inglaterra y Francia respectivamente. El fenómeno de que se trata es la formación histórica del cuerpo cultural de Occidente, en su expresión política; y que en ese momento gira en torno a las tensiones anglo-francesas, tanto de su monarquía como de su estructura social.

 Continuará

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