¿Derechos Humanos?
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Se trata entonces de la humanidad y la sociedad como abstracciones
convencionales, mutuamente intercambiables; que es lo que hace tan legítima la
exigencia socialista, de anteponer la sociedad como concepto práctico del de
humanidad. Eso se debe a que el concepto de humanidad resulta una
generalización difusa, mientras que el de sociedad se hace más concreto; aunque
en ambos casos se basa en la ontología al uso, de base kantiana, como máxima
organización del racionalismo cartesiano.
Al respecto, el error de Kant es que no tiene en cuenta esa naturaleza convencional y abstracta del concepto; algo que es natural en su momento, porque sustituye los presupuestos ontológicos de la realidad por los del concepto mismo. Es una connotación de la prioridad del espíritu sobre la materia, planteados por el racionalismo; que va a ser negada por el materialismo, pero sin corregir el problema de esta naturaleza abstracta y convencional de los conceptos.
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El planteamiento humanista es erróneo entonces, fijando su objeto en la
sociedad y no en el individuo; una vez ahí, no tiene sentido debatir derechos,
que suponen una procedencia lógica —alguien que los reconozca u otorgue— que no
existe. La sociedad misma no puede ser esa entidad que otorgue o reconozca
derechos, puesto que carece de consistencia propia y suficiente; en esa
naturaleza convencional suya, que sólo le da valor formal, tomando su
consistencia de los individuos en que se realiza.
De ese modo el problema se corrige, planteándose como de probabilidades
para la realización individual, incluso socialmente; y a partir de ahí, el
planteamiento mismo del problema negro se hace insoluble, como una (otra) cuestión
de derecho; ya que depende de una revisión crítica del pasado, que pierde
sentido como contradicción de la historia en sus determinaciones. Esas
contradicciones están en el mismo origen africano del tráfico esclavista, y la
ambigüedad y amplitud de los problemas étnicos; que sólo se pueden entender
como lógicas del decursar histórico y no como contravención de cánones morales
extemporáneos.
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Así, el planteamiento del problema negro entre las contradicciones del
capitalismo (colonialismo) sólo lo distorsiona; poniéndolo en función suya
antes que comprendiéndolo en sus propias particularidades, sin poder así
resolverlo. Esto se ve desde las primeras críticas del Surrealismo al fenómeno
de la negritud, por su reticencia natural; tratando de reducir el problema a
otra contradicción propia del capitalismo, y sujetándolo así a estas contradicciones
hermenéuticas del pensamiento marxista.
Las contradicciones hermenéuticas del marxismo merecen estudio propio, que
se distancia del problema racial; pero sus connotaciones exceden el marco
político de la simple contradicción entre capitalismo y socialismo. En todo
caso, parten de que esa contradicción es aparente, porque el socialismo es una
propiedad del capitalismo; como su primera y más determinante contradicción,
que así lo explica en su propio desarrollo.
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