Para una comprensión profunda de lo real (conciliación)
Ese problema es común, y puede
aplicarse a la comprensión de lo real, más allá de los esquemas primarios; en
que planteado como naturaleza, se desconoce el carácter abstracto (y relativo)
de su objetividad. Así, el problema primero sería plantearse a la realidad como
naturaleza, como extensión en que se realizan los fenómenos como reales; ya que
lo real sólo existiría en la misma realización de esos fenómenos, y no fuera de
estos.
Desde ahí, el conjunto de los
fenómenos reales sólo tiene sentido como de sus relaciones entre sí, en esa
naturaleza; que además, en su valor propio sería caótica, ordenándose sólo en
esta comprensión, como este sentido propio. Eso sería su condición objetiva,
por supuesto y obviamente relativa, no absoluta; medible por los parámetros que
se puedan establecer como propiedades suyas, y sin otro sentido que este.
Ya los maestros árabes, que dieron
lugar al medievo, tuvieron ese problema con el realismo aristotélico; al tratar
de entender la determinación de la sustancia como proceso lógico, y no simple expresión
de estados. Es decir, que lo real existiría en la relación misma de sus determinaciones,
y no como producto de estas; respondiendo incluso al problema de la
indeterminación de la substancia, pero como condición básica de lo real.
Así, lo real sería siempre local, existiendo
desde su misma determinación, sobrepuesta entonces a esta; al estar dada por su
conjunto, desde el estado primero —como Potencia— y hasta su apoteosis, como
Acto. Todo esto se entiende desde la física de partículas, si se le aplica una
fórmula de lo trascendente, como matemática; comenzando por la substancia como
potencia, con su propia conjugación exponencial, en la afectación de la
cantidad (quanto).
Ese plus sería la base de una nueva
dimensión (estado), en tanto expresión del anterior, como conjunto; que se
relaciona con cualquier otra forma equivalente y paralela, generada por ese
mismo conjunto; con los que forma entonces otra tríada (quántica), y por tanto otro
estado o dimensión, igual superpuesto. Sería así que se realicen los sucesivos
estados, no como determinaciones de lo real sino realidades cada uno en sí;
como un conjunto continuo de dimensiones, relacionadas a su vez entre sí, en
otra dimensión de lo real, como realidad.
El monstruoso conjunto total de
todas estas dimensiones sería así la realidad (lo real), desde su misma
determinación; comprensible en la representación de la espiral helicoide, pero
sin que pierda nunca su propio carácter caótico; al referirse a la
determinación de las cantidades como su propia determinación, en la relación de
estas entre sí. De este modo, no habría objetiva diferencia entre un átomo, una
partícula, una persona y una galaxia; porque todos y cada uno de estos sería la
expresión última de lo real, eruptado en el caos.
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