Marooning, el cimarronaje en la apoteosis estética de Georgina Herrera
Eso es importante, porque se trata del viraje más drástico en su vida, que
implicaba cierta irrelevancia profesional; como un obstáculo irremontable, para
una persona que perdía el centro de su vida como dramaturga de radio. Eso, en
medio de la crisis de la última década del siglo XX cubano, le habría abierto
las puertas de la identidad; en una jugada que se prestaba de paso al
mercantilismo académico norteamericano, en su tráfico de negritudes y
populismos sociológicos.
El núcleo de la poética está a salvo de esa circunstancia, y comunica otra
legitimación a ese desarrollo; pero esta
propiciada por esa sed de mercados indígenas, en el populismo liberal al uso.
Hay que trabajar entonces, para separar aquí el polvo de la paja, sobre todo
cuando a veces el polvo es paja y viceversa; porque el cinismo de la
transacción viabiliza la expresión pura, y la refuerza hasta con sus vicios de
política.
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Es eso lo que deslegitima a Cimarroneando, como intento discursivo antes
que reflexivo, que es lo propio de Herrera; en cuyo alcance existencial —no
sociológico— afloraría lo mejor de su poética, en diálogo increíble con W.E.B.
Du Bois. Como Du Bois, Hegel del negro, Herrera agradece el acercamiento del
elitismo liberal al arte de los negros; pero como en él, este agradecimiento
desconoce el comercialismo —bien que político y no económico — de este
acercamiento.
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Incluso en este contacto con el interés académico norteamericano, lo negro sigue
siendo africano y no cubano; algo que debería llamar la atención como
autenticidad existencial, más que la frivolidad del discurso político. Esa es
la insuficiencia de la constricción de su poética a las quejas de falsa
humildad, en una mujer tan orgullosa; tanto que cuando no era esnob ya
postulaba su identidad africana —más que negra— como propia de su singularidad
estética.
Es ahí que resalta la coherencia, en relación con su poesía de tema no
negro, coincidiendo en lo existencial; al postularla como reflexión
trascendente, en lo que eso existencial adquiere este sentido ontológico. Eso
es difícil de entender, cuando se trata de satisfacer una exigencia de mercado,
no importa si académico; que es lo que hace tan sospechosos estos acercamientos,
sobre todo en el recurrente origen étnico de sus promotores.
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